Pagá con
No tenés que maternar sola
Después del nacimiento, todo cambia. El cuerpo, las emociones, los ritmos, los vínculos. Lo que antes era rutina ahora es incertidumbre, y lo que antes parecía sencillo ahora puede sentirse abrumador.
Y sin embargo, muy pocas veces se habla de esto.Del cansancio profundo, de las lágrimas sin motivo, del miedo a no estar haciéndolo bien, de la soledad en medio del amor.
En ese momento tan vulnerable, lo que más se necesita —aunque nadie lo diga— es acompañamiento.
Estar con otras mujeres que también están maternando puede sanar
Algo muy poderoso ocurre cuando compartimos el puerperio con otras personas que están transitando lo mismo. No para compararse, sino para mirarse a los ojos y decir:
“Yo también me siento así.”
Hablar, reírse de las pequeñas tragedias cotidianas, emocionarse con el relato de otra, recibir una palabra justa en un mal día, o simplemente estar.
El solo hecho de saber que no sos la única ya es un alivio.
Y cuando hay un espacio para que eso ocurra, el puerperio se vuelve un poco más amable.
Cuando una se muestra, todas nos animamos a respirar
Abrirse, decir lo que duele y poner en palabras lo que se siente, no es fácil. Pero cuando sucede en un entorno de escucha, sin juicio, nos sentimos más cómodas y libres:
Poder contar cómo fue el nacimiento de tu bebé, confesar que hay días en los que te cuesta conectar con tu bebé (lo que no significa que lo ames menos), compartir que extrañás tu vida de antes y que al mismo tiempo no cambiarías nada.
Todo eso merece ser dicho, escuchado, sostenido.
A veces también hace falta reconectar con una misma porque más allá de ser mamá, seguís siendo mujer.
Con pensamientos propios, con necesidades, con deseos, con una historia.
Y muchas veces, un rato para hablar con otras, escribir lo que sentís, mirar a tu bebé con calma o simplemente recibir una frase que te abrace, puede marcar una diferencia enorme. No hace falta que sea perfecto. Ni que vos estés perfecta.
Solo hace falta un espacio donde puedas ser.
Donde nadie te pida nada.
Donde no tengas que poder con todo.
Tu bebé también tiene lugar, en las rondas o encuentros de puerperio no hace falta que tu bebé esté “tranquilo”. Si llora, si toma la teta, si necesita upa, si duerme… está bien. Todo eso está bien.
Se trata de estar juntas. De sentirnos cerca.
Maternar acompañada es maternar más liviano.
Y vos también merecés sostén.